Daniel Oblitas Pinillos
Los
problemas sociales del nuevo siglo junto al paquete problemático con que
cerramos el siglo XX han puesto en evidencia que todavía no hemos sido capaces
de atender ni mucho menos entender qué es lo que tenemos al frente nuestro. Sin
embargo, encontramos en este camino personas, organizaciones e instituciones
alrededor del planeta, cada vez más comprometidos en esa búsqueda. Así se
describen alternativas de solución desde la práctica y la teoría, que dan
cuenta de ello.
El diseño social desde sus primeros pasos ha ido construyendo su propia definición, entendiendo los problemas como retos y las posibles soluciones como una práctica solidaria basada en el principio de simplemente querer hacerlo…
El diseño
cambió en gran manera la forma en que percibimos las cosas. Nuestra capacidad
de acceder o no, a algún producto o servicio se condicionó a nuestra percepción
y así aceptamos o rechazamos los mensajes desde la lectura otorgada por el
color y la forma que los contenga.
El mundo
del diseño es un tema muy interesante. Quien lo domina, puede convertir las
ideas en verdades capaces de modificar las conciencias y las conductas de
quienes son estimulados por ella y por lo tanto también puede generar
transformación social. Así es como las sociedades han ido incorporándola en el
proceso de la industrialización dándole forma a la comunicación visual (pero en
un sentido de manipulación y consumo).
Para poder
describir el encuentro del diseño con la cuestión social tendremos que
ubicarnos a finales del siglo XX donde la humanidad cuenta ya con inmensas
fuerzas productivas, con revoluciones tecnológicas que han potenciado la capacidad
de producir bienes y servicios, y que por ello podríamos advertir que los
problemas sociales que nos acompañaron, serían historias para contar; Pero la
realidad nos invita a pensar que no hemos cambiado nada. Que hemos incrementado
más la brecha social de los pocos que tienen cada vez más y los muchos que
tienen cada vez menos.
Describir
la aldea global en que se convirtió este proceso de interrelaciones en un
contexto de complejidad, en realidad nos propone una suerte de incertidumbre y
contradicciones en cuanto a lo que denominamos “avances” (Bernardo Kliksberg, 1999).
Fuente: Internet |
En un contexto de desorientación y búsqueda de información que nos asegure la tranquilidad y la esperanza de retomar nuestras actividades habituales, y en medio de este fenómeno denominado pandemia COVID–19, nos damos cuenta de que todavía necesitamos tiempo para procesar y reflexionar mucho sobre lo actuado en las primeras décadas del nuevo siglo que ya tenemos transcurriendo frente a nosotros y sigue avanzando fugaz y sigilosamente…
La
comunicación del nuevo siglo tiene características muy particulares y sobretodo
diferentes a las practicadas en el siglo anterior. Desde la definición de un
emisor-receptor, desde la profundidad con que se construyen y devuelven los
mensajes, desde los medios que intervienen y el tiempo que tomamos para
interpretar y reflexionar dentro de este proceso; además de la necesidad de
hacerlo y que obliga a ser partícipes de un encuentro donde el diálogo ya no es
del uno respecto al otro sino de la presencia de uno frente a los otros y de
cómo se diluyen tan rápidamente esos momentos como lo propone Zygmunt Bauman
(2000) en la definición de la modernidad líquida que tenemos frente a nosotros.
El diseño
por su parte se ha ido transformando y fortalecido desde que se puso en
evidencia y por lo que hoy en día hablamos del diseño como una potente
herramienta de la comunicación visual como lo propone Jorge Frascara (2000),
hablando de diseño para la gente. Sin embargo, la idea de producir DISEÑO
SOCIAL, nos lleva a un contexto donde la gestión del diseño tiene una sola ruta
y que es la de poner en manifiesto las prácticas solidarias que debieran representar
a la democracia participativa diferente a esa democracia de representación que
no logró avanzar en el proceso de convertirnos en sociedades mejor construidas.
Por ello, y
para poner en la zona de importancia a este término (DISEÑO SOCIAL) debemos recurrir
primero a la actividad natural de la comunicación desde la perspectiva del
desarrollo humano y el cambio social donde la promoción y el impulso del
desarrollo son una tarea compleja. No bastan las buenas intenciones,
tecnología, presupuestos grandes o conocimientos avanzados sino la construcción
de capital social, que nos muestra aspectos en el plano individual, dando
cuenta del grado de integración social
que un individuo respecto a su red de contactos puede alcanzar y que
implican relaciones, expectativas de reciprocidad y comportamientos confiables,
como también en el plano colectivo donde
toda la comunidad construye normas de protección y seguridad de sus
integrantes para darle seguridad produciendo orden público, como lo describe
James Coleman(1990).
Así el capital social y la cultura podrían ser palancas formidables de desarrollo si se crean las condiciones adecuadas, también su desconocimiento y destrucción podrían significar una enorme dificultad en el camino de la transformación social a la que aspiramos todos.
Existen
muchas experiencias de proyectos sociales de éxito, con las cuales podemos
ensayar las rutas y configurar las metodologías a emplear, pero sin desligarnos
de la base misma que origina las acciones de los ciudadanos en la búsqueda de
la transformación social. En ese afán, la clave de una buena experiencia es la
comunicación social. Por lo que todo intento se mantiene o decae en la misma proporción
que se fomenta la comunicación o se reduce.
Por poner
un ejemplo, vemos en los espacios públicos una buena oportunidad para ejercer
el deber y el derecho ciudadano de intervenir como comunidad tanto en los
barrios como en plazas y parques de nuestra ciudad, donde las actividades
lúdicas son también actividades pedagógicas escondidas en esencia. Es esta, la
verdadera práctica o ensayo constante de la comunicación social; de dialogar,
de debatir y de compartir opiniones en torno a la agenda local y por defecto
también la construcción de la opinión pública a nivel global, pero con la
participación de la gente y para la gente… ése es el tejido social que se
forma, construye y se fortalece cuando es un acto consciente y desde la propuesta
de proyectos que miran esto como oportunidad.
La construcción de la comunicación social desde la transversalidad en las ciencias sociales nos da la oportunidad de referirnos a proyectos desde los fundamentos teóricos y prácticos, permitiendo la intervención interdisciplinaria con mayor capacidad y objetividad, donde el diseño social es un agente de cambio poderoso y no una simple instrumentalización de productos de diseño gráfico.
Los
proyectos sociales desde la mirada del diseño se gestionan como un proceso que
implica describir y construir cada una de las etapas y cómo articular todos los
elementos que intervienen en esto. Para
ello podríamos describir el proceso sobre la base de la comunicación social y
encontrar que la identificación del
problema, en un análisis endógeno desde los propios participantes, siendo
ellos los que definen la situación desde su incorporación al diálogo. La descripción y clasificación de los
participantes y de los grupos de interés como parte clave del proyecto, la
necesidad de activar la participación
con libertad como elemento de cohesión para la transparencia que se obtiene de la convivencia y el intercambio dialógico.
Entonces y para concluir esta breve descripción panorámica del diseño social asumimos que la colaboración en proyectos sociales son acciones de diseño social con base en la comunicación desde la transversalidad en las ciencias sociales entendiendo estas ciencias como bases para el fortalecimiento de todo buen proyecto.
Que la
ética incorpora en cada propuesta social un ingrediente clave como la
solidaridad y que ésta, a su vez, consolida todos los valores que el desarrollo
humano necesita para el ideal de ser social.
Que la
comunicación y la educación se incorporan como la piedra angular en la creación
y fortalecimiento del capital social y la democracia participativa para la
transformación, evolución y la sostenibilidad desde un proyecto social y así
entenderemos mejor cómo encontrar el verdadero sentido a lo que denominamos
diseño social como un proceso y no como un simple factor de comunicación visual.
Bibliografía
Bauman Z. (2000) Modernidad líquida
Frascara J. (2000) Diseño para la gente
Coleman J. (1990). Foundations of Social Theory. Cambridge, Massachusetts, Harvart University Press